Un verano de reencuentros emocionantes

A pesar de la incertidumbre y las dificultades, la música en directo ha vuelto a sonar este verano. El esperado reencuentro entre artistas y público ha sido probablemente inolvidable y Judith ha tenido la fortuna de vivirlo en varias ocasiones. El recibimiento ha sido muy caluroso y la crítica la ha aplaudido en cada ocasión, observando cómo Jáuregui ‘tocó con la madurez de los músicos que saben detenerse a pensar, con el poso de las carreras que miran lejos y que van acumulando, paso a paso, todo tipo de recuerdos’, destacando su ‘sutileza, excelente planificación y los airosos juegos de su teclado’ y describiendo su piano como ‘emocionante y pletórico en calidad’.

La primera cita con el público para Jáuregui fue en la Schubertiada de Valdegovía y como describe Asier Vallejo en su crítica para Scherzo del concierto, ‘la emoción del reencuentro se veía en sus ojos junto a la alegría de volver a tocar en público, por lo que fue natural que la música pareciera posarse en un pozo de melancolía; después de una década dando conciertos entre nosotros sin que su espíritu, que ha ido volando de un lado a otro, haya perdido la enorme vitalidad de sus inicios, en Schumann (Arabesque) y en Brahms (op. 118) Jáuregui tocó con la madurez de los músicos que saben detenerse a a pensar, con el poso de las carreras que miran lejos y que van acumulando, paso a paso, todo tipo de recuerdos’. Sobre la Sonata nº 4 de Beethoven con la que la artista cerró el recital, el crítico continua diciendo que ‘Jáuregui no dejó de juguetear con la rabiosa, potente y luminosa escritura de la pieza, de encender la chispa divina que solo se enciende cuando, como ella, se ama la música a manos llenas’.

Unos días más tarde Judith se unió a sus compañeros Jesús Reina, Erzhan Kulibaev, Isabel Villanueva y Damián Martínez en el recién estrenado festival Pamplona Reclassics donde, entre otras obras, abordaron dos grandes quintetos: el de Turina y el de Dvorak, cuya interpretación fue elogiada por Arturo Reverter en su crítica como ‘deslumbrante y atendió a los múltiples rostros que muestra una partitura tan caleidoscópica e intensa. Sin descuidar la letra, el grupo, muy bien ensamblado y ajustado, y mostrando una gran compenetración, supo cantar y expresar con un variado juego dinámico y un manejo magistral del ‘tempo’’… ‘sutileza, excelente planificación, airosos juegos del teclado, energía natural… una magnífica versión’.

Y el reencuentro que siguió fue especialmente emotivo para la pianista, en el Teatro Victoria Eugenia de su San Sebastián natal ofreciendo tres Sonatas de Beethoven, compositor celebrado este 2020. Así lo recogió Manuel Cabrera en su crítica para Beckmesser en la que narra que ‘resultó emocionante y pletórico en calidad el concierto de la pianista donostiarra’, alabando los ‘momentos plenos de dulzura, como fue el movimiento segundo Largo appasionato de la Sonata nº 2 donde el pensamiento voló por oníricas suaves praderas; en el segundo movimiento de la Sonata nº 4 el ambiente de ternura creado fue en verdad envolvente de plena sutileza, contrastante con el Presto alla tedesca previo de la sonata nº 25. Las manos se calentaron con los inequívocos aplausos que la hicieron salir cinco veces a escena’.

A este recibimiento tan caluroso se le suma la nominación que recibió por su disco Pour le tombeau de Claude Debussy en los prestigiosos premios alemanes Opus Klassik, uno de los reconocimientos internacionales a las grabaciones de música clásica más importantes. El disco fue seleccionado junto a reconocidos solistas y orquestas a nivel mundial en la categoría ‘Grabación en vivo del año’.

Recién llegada de Chequia, donde se ha unido a la Hradec Králové Philharmonic dirigida por Kaspar Zehnder con las Noches en los Jardines de España de Falla y el Concierto en sol de Ravel, Judith prepara ahora los compromisos que le esperan en esta temporada 20/21. Entre ellos, se encuentra la Freiburger Kammerorchester, la ORTVE, la Adda Simfònica, el Auditorio de Zaragoza o el Auditorio Nacional de Madrid.